El gusto por los placeres de la vida es lo que impulsó a Jean-Pierre Heintz a abrir su primera fábrica en 1847, junto con su esposa, Joséphine van Landewyck. Seis generaciones y casi 175 años después, el placer de hacer las cosas bien sigue siendo el motor de nuestra empresa familiar, ya que tratamos de convertir un producto natural ancestral en momentos de placer para nuestros clientes. Tanto la paciencia como la innovación han dado lugar a lo largo de casi dos siglos a convertir a Landewyck en una empresa familiar de éxito. Nuestras marcas se venden ahora en más de 40 mercados internacionales con la ayuda de nuestras seis filiales europeas. Estamos a punto de cumplir 10 años en España, donde contamos con un equipo completamente dedicado en todos nuestros campos. La innovación y la excelente atención al cliente nos han llevado a ser la empresa de tabacos con el crecimiento más rápido en los últimos 2 años.