Está demostrado que el intercambio y la convivencia entre generaciones produce beneficios mutuos. Por una parte, para los mayores, refuerza su autoestima, se sienten más queridos, más felices, más jóvenes y más necesarios y, por otra, para los jóvenes a los que les ayudará a conocer el pasado para mirar el futuro con optimismo. Por tanto, en OVIDA, nos hemos propuesto eliminar esa percepción negativa de la vejez y asumir como un compromiso propio el reto de que jóvenes y mayores aprendan a entenderse y respetarse. Unos y otros han de ver con gran naturalidad la presencia de otras generaciones.