Transformamos la vida de nuestros artesanos y mujeres en situación de cárcel, creando accesorios únicos inspirados en el arte del rebozo. ¿CÓMO LO HACEMOS? Trabajamos con una red de veinte artesanos reboceros de Tenancingo, Estado de México. Son ellos quienes tiñen cada uno de los hilos para después darle vida en su telar a los diseños únicos de nuestros rebozos. Además de colaborar con ellos, destinamos un porcentaje fijo de nuestras ganancias a mejorar sus talleres. Las bolsas protectoras de manta que acompañan nuestros productos de línea son confeccionadas por mujeres en situación de cárcel. Trabajamos con dos organizaciones que las acompañan en su proceso de reinserción social a través de un oficio, por el que reciben un pago digno.